martes, 13 de julio de 2010

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Ahora sobre mi cama escuchando música. La habitación está a oscuras y tan sólo unos débiles rayos de luz consiguen colarse a través de la persiana; afortunadamente, porque no me gusta la luz. Si viene alguien, la subo, pero la mayor parte del tiempo permanece bajada, lo suficiente como para ver lo que me rodea. Pero ahora esto no importa porque me he quedado dormido.


Me despierto y todo a oscuras, esta vez no veo nada a mi alrededor. Miro mi reloj digital y son las cinco de la mañana. Me levanto, me mareo y continúo andando hasta la cocina. Frente a la nevera me encuentro y, mirando hacia abajo a causa de la luz, cojo la botella de vino. Toso al tiempo que la abro para no levantar sospechas por el ruido del corcho y me bebo lo poco que queda. ¿Por qué no duermo por las noches? Las preguntas que nacen en mi cabeza son preguntas retóricas que no necesitan respuesta. No la hay, nunca tengo sueño por las noches y punto. Me siento a ver la televisión con los cascos puestos. La música me envuelve en un manto de desconfianza en lo que hay alrededor, o sólo quizá, confianza en mí mismo y, de esta manera, los anuncios americanos de tele tienda parecen más estúpidos que nunca. Da miedo o no sé definir la sensación. Es rechazo sin duda, pero es difícil de definir. Sólo sé que me cansan. Hago zapping hasta un canal con escenas pornográficas. Lo miro fijamente la verdad, aunque el sexo se considere un tema tabú en nuestra sociedad y yo baje el volumen para que mis padres no lo oigan, reconozco que no voy a cambiar de canal. Mi mente es inmune a lo que ocurre en el televisor. No me gusta la pornografía violenta y machista y no quiero saber que tipo de idea es esta. ¿Liberal? No lo creo. Parece que la gente solo ve derechas e izquierdas. A veces me duele la cabeza de tanto cuestionar todo lo que veo y simplemente cierro los ojos. Escucho la música que surge de mi interior, mi cerebro la reproduce, por esta sensación me gusta llevar los cascos, y a parte, a nadie le importan mis gustos musicales. Fluye “Arials” de System of a Down, se desliza por mi mente haciéndola entrar en funcionamiento, ahora todo lo que me rodea tiene que ver con la letra, esta parte me cuadra bastante con la sensación que me invade.

Remonto hace un tiempo, cuando yo cursaba segundo de ESO, ahí comencé si no recuerdo mal, a pensar. Lo que entiendo por pensar es interpretar quién soy realmente, y no quién han querido que sea. Ligado está sin duda a la canción que resuena en mi mente: “We lose ourselves, but we find it at all...” Sí, nos perdemos a nosotros mismos pero lo encontramos todo. Eso es lo que ocurre y eso es, lo que no tiene que ocurrir. Encuentras todo, y mucho más fácilmente, mucho mejor, más deprisa, mucho más simple todo, si no eres tú mismo. A veces, serlo es difícil, y a mí, en ocasiones, me termina doliendo. Laberintos mentales, mientras navegan los versos en mí, mientras sigo interpretando... “Arials in the sky, when you lose small mind, you free your life”, esta frase equilibra la balanza maldita del entendimiento, en la que concibo conceptos, los comparo y los juzgo. Esta frase me inspira lo literal, “Antenas en el cielo, cuando pierdes tu pequeña mente, liberas tu vida”. Espero que me quede esto al menos, la libertad de ser. Espero que en lo que me he convertido tenga alguna que otra virtud, espero que el haber llegado a estar en desacuerdo con lo que me rodea me haya llevado a estar en paz conmigo mismo, pero a veces, es difícil incluso aplicar tu felicidad y tu punto de vista, ya alejado de lo normal, a la realidad, porque ella discrepa contigo.

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